sábado, 19 de enero de 2019

LA ARENGA DEL POETA


1847, ¡que año! para nuestro país, no quedaba nada, como levantarlo, poco a poco voy descubriendo a esos HOMBRES liberales que forjaron nuestra patria con congruencia y amor profundo a nuestro México, aquí la arenga en la derrota, cuando los gringos nos habían arrebatado mas de la mitad de nuestro territorio. Aquí palabras de don Guillermo Prieto.

“Venís ante mí llorando por la victoria del extranjero.  En efecto, hacen vivaque en nuestras plazas y su bandera ondea arrogante sobre nuestros palacios.  Se mofan de nuestras costumbres, del color de nuestra piel, de las tumbas de nuestros viejos, de nuestro hablar, y, peor, de nuestra hombría.  Nos tratan con desdén y se sienten los dueños de México. 

Decís que somos perdidos y que debemos aceptar su voluntad.  Incluso los admiráis, no lo neguéis, y creéis que ellos os gobernaran mejor que los tiranos, los muy nuestros tiranos, que nos traicionaron.  Pensáis que así tendréis tranquilidad.  Tomad ese camino si lo deseáis.  Seréis como que el perro que suplica a su amo migajas.  Y este las da, si, no muy generosas ni muy frecuentes, pues lo desprecia. 

Yo os digo que no debéis claudicar. ¡Especialmente si ya perdimos la patria! Sabed que sois libres pues no os queda ya nada que perder. ¡Nada! ¡Ni siquiera queda el miedo a la muerte! Ah, ¡qué cosa tan hermosa y curiosa es la nada! Justifica cualquier nil desperandum al que os abrazares y permite concentrarnos en lo que hay que hacer, sin menoscabo del pasado.

Volvamos otra vez a forjar la patria, de la nada, si, de la nada. ¿Con que?  ¡Pues miraos vuestras manos!  Tenemos todo para hacerlo. Vuestra sangre es buen mortero y vuestra piel no es más que barro, tal y como se lee en el libro de los judíos.  Sangre y barro y mucho amor a México es lo que se necesita para reconstruirlo.

Si, México ha caído.  ¿Y qué?  Acordaos que igual cayó el nazareno cuando cargaba su cruz y aun así se volvió a levantar.  ¿Por qué no podemos hacer nosotros igual?  Acordaos que México se escribe con equis y ya lleva su cruz en su nombre. ¡Ea, levantaos!  Poneos en pie, como podáis, con lo que podáis, alzad esa cruz que llevamos en el nombre y seguid adelante. 

Os preguntáis como seguir adelante.  Pues oponedle resistencia al extranjero y a sus siervos.  Estos últimos son los esclavos contentos y los traidores que nunca faltan.  Resistid con cada gota de sangre y sudor que derraméis.  No esperéis ni deis misericordia. Estorbadle sus designios con las barricadas que podáis alzar. No importa si el estorbo es modesto.  Lo que importa es que no pueda pasearse tranquilamente sin encontrar obstáculos a su tránsito y designios.  Sabrá entonces que no nos ha vencido, que no nos ha doblado, que todavía quedan mexicanos, y que por ello nunca podrá decirse enteramente dueño de México.  Y es que temerá: sabe que cualquier braza prendida puede convertirse en un incendio.



Y no, no importa si el tirano extranjero o los traidores nos ajustician.  Para eso es la cruz que lleva en su nombre México.  Que sirva para marcar nuestra tumba. Honra hay en morir como mexicano y ninguna en vivir como esclavo de un amo extranjero.” 

domingo, 13 de agosto de 2017

Caída de México-Tenochtitlan.


Un día como hoy 13 de agosto pero de 1521 se dejaron de escuchar "para siempre" los tambores de guerra mexicas y pudo haber sido en Tlatelolco que fue su reducto final.

Y quiero aprovechar para poner aquí el último mensaje (poema) de Cuauhtémoc a su consejo de guerra, dice la tradición oral.


Nuestro Sol se ocultó
Nuestro Sol desapareció su rostro
Y en completa obscuridad nos ha dejado
Pero sabemos que otra vez volverá.
Que otra vez saldra
Y nuevamente nos alumbrará
Pero mientras allá esté 
y en la mansión del silencio permanezca, 
Muy prontamente reunámonos y estrechémonos
Y en el centro de nuestro ser ocultemos
Todo lo que nuestro corazón ama
Y que sabemos que es gran tesoro.
 
Destruyamos nuestros recintos al principio creador,
Nuestras escuelas, nuestros campos de pelota,
Nuestros recintos para la juventud,
Nuestras casas para el canto y el juego.
Que nuestro nuestros caminos queden abandonasdo
Y que nuestros hogares nos resguarden
hasta cuando salga nuestro nuevo sol.
 
Los papacitos y las mamacitas
Que nuna olviden guiar a sus jóvenes
Y hacer saber a sus hijos mientras vivan
Cuán buena ha sido
Hasta ahora nuestra amada madre tierra Anahuac
Al amparo y protección de nuestro destino
Y por nuestro gran respeto y buen comportamiento,
Confirmados por nuestros antepasados
Y que nuestros papacitos muy animaosamente
Sembraron en nuestro ser.
 
Ahora nosotros les encargaremos a nuestros hijos
Que no olviden informar a sus hijos
Cuán buena será, cómo se lenvatará
Y alcanzará fuerza
Y cuán bien realizará su gran destino
Esta nuestra amada madre tierra Anáhuac.

La tradición oral atribuye este poema como el último mensaje del Tlahltocan (Consejo de Gobierno) de Mexico Tenochtitlan, dado a conocer por Cuauhtémoc como mandato de su último acto de gobierno el 12 de Agosto de 1521.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Acto de FE




Se equivoca el fuego



1562, Maní, Yucatán...
Fray Diego de Landa arroja a las llamas, uno tras otro, los libros de los mayas.
El inquisidor maldice a Satanás y el fuego crepita y devora. Alrededor del quemadero, los herejes aúllan cabeza abajo. Colgados de los pies, desollados a latigazos, los indios reciben baños de cera hirviente mientras crecen las llamaradas y crujen los libros, como quejándose.
Esta noche se convierten en cenizas ocho siglos de literatura maya. En estos largos pliegos de papel de corteza, hablaban los signos y las imágenes: contaban los trabajos y los días, los sueños y las guerras de un pueblo nacido antes que Cristo. Con pinceles de cerdas de Jabalí, los sabedores de cosas habían pintado estos libros alumbrados, alumbradores, para que los nietos de los nietos no fueran ciegos y supieran verse y ver la historia de los suyos, para que conocieran el movimiento de las estrellas, la frecuencia de los eclipses y las profecías de los dioses, y para que pudieran llamar a las lluvias y a las buenas cosechas de maíz.
Al centro, el inquisidor quema los libros. En torno de la hoguera inmensa, castiga a los lectores. Mientras tanto, los autores, artistas-sacerdotes muertos hace años o hace siglos, beben chocolate a la fresca sombra del primer árbol del mundo. Ellos están en paz, porque han muerto sabiendo que la memoria no se incendia. ¿Acaso no se cantará y se danzará, por los tiempos de los tiempos, lo que ellos habían pintado?.
Cuando le queman sus casitas de papel, la memoria encuentra refugio en las bocas que cantan las glorias de los hombres y los dioses, cantares que de gente en gente quedan, y en los cuerpos que danzan al son de los troncos huecos, los caparazones de tortuga y las flautas de caña.

Maní, Yucatán
Eduardo Galeano

sábado, 15 de noviembre de 2014

Esperanza...


Tener Esperanza

Tener esperanza en los malos tiempos no es tontamente romántico. Se basa en el hecho de que la historia humana es un historia no sólo de crueldad, sino también de compasión, sacrificio, coraje y bondad.

Lo que elegimos destacar en esa compleja historia determinará nuestras vidas. Si sólo vemos lo peor eso destruye nuestra capacidad de hacer algo. Si recordamos aquellas ocasiones y lugares -y hay tantos- en los que la gente se comportó magníficamente, eso nos da la energía para actuar, y al menos la posibilidad de lanzar esta especie de trompo que es el mundo en una dirección diferente.

Y si actuamos, por pequeño que sea el acto, no debemos esperar un gran futuro utópico. El futuro es una infinita sucesión de presentes, y vivir ahora como creemos que deberían vivir los seres humanos, desafiando todo lo que está mal en nuestro entorno es en sí mismo una maravillosa victoria


Howard Zinn

sábado, 14 de septiembre de 2013

El Diablo es pobre


Raramuris (Tarahumaras)
En las ciudades de nuestro tiempo, inmensas cárceles que encierran a los prisioneros del miedo, las fortalezas dicen ser casas y las armaduras simulan ser trajes.
Estado de sitio. No se distraiga, no baje la guardia, no se confíe. Los amos del mundo dan la voz de alarma. Ellos, que impunemente violan la naturaleza, secuestran países, roban salarios y asesinan gentíos, nos advierten: cuidado. Los peligrosos acechan, agazapados en los suburbios miserables, mordiendo envidias, tragando rencores.
Los pobres: los pelagatos, los muertos de las guerras, los presos de las cárceles, los brazos disponibles, los brazos desechables. El hambre, que mata callando, mata a los callados. Los expertos, los pobrólogos, hablan por ellos. Nos cuentan en qué no trabajan, qué no comen, cuánto no pesan, cuánto no miden, qué no tienen, qué no piensan, qué no votan, en qué no creen. Sólo nos falta saber por qué los pobres son pobres. ¿Será porque su hambre nos alimenta y su desnudez nos viste?

Fragmento del Libro Espejos de Eduardo Galeano...





miércoles, 10 de julio de 2013

Relatos del Viejo Antonio, "el dolor, sí se duele juntos, es alivio"


el dolor, sí se duele juntos, es alivio

En carta a Cristina y Carlos Payan, julio de 1997


...Decía el viejo Antonio que son muchos los ingredientes para que el pan que muchos llaman mañana se cocine.
Uno de ellos es el dolor, agrega ahora el viejo Antonio, mientras acomoda el tercio de leña junto al fogón.
Salimos a la tarde, abrillantada después de una de esas lluvias con las que julio pinta de verde a la tierra, y la doña Juanita se queda preparando el pan de maíz y azúcar que acá llaman "marquesote" y que, a la hora de servirlo, tendrá la forma de la lata de sardinas que le sirvió de molde.
No sé desde cuándo son pareja el viejo Antonio y la doña Juanita, y nunca se los pregunté. Hoy, en esta tarde de la selva, el viejo Antonio habla del dolor como ingrediente de la esperanza y la doña Juanita le cocina un pan como argumento.
Tiene noches que una enfermedad aqueja el sueño de la doña Juanita, y el desvelo del viejo Antonio la alivia con historias y juegos. Esta madrugada el viejo Antonio le ha montado un grandioso espectáculo: jugando con sus manos y la luz que viene del fogón, le dibuja con sombras una multitud de animales de la selva. La doña Juanita ríe del noctámbulo tepescuintle, del inquieto venado cola blanca, del ronco saragüayo, del vanidoso faisán y de la escandalosa cójola que pintan, sobre el lienzo de las paredes de su champa, las manos y la garganta del viejo Antonio.
--No me curé, pero mucho reí--me cuenta la doña Juanita--, no sabía que también las sombras son alegres.
Esta tarde la doña Juanita le cocina un "marquesote" al viejo Antonio, no para agradecerle la inútil medicina de la noche de las sombras alegres. Tampoco para él y su contento...
Es para dejar testimonio de que el dolor, si se duele juntos, es alivio y sombra que se alegra. Para eso cocina la doña Juanita el pan que sus manos y la leña del viejo Antonio nacen dentro de una vieja lata de sardinas.
Y, para que no se perdiera nunca, con café caliente nos comimos el testimonio del dolor conjunto de la doña Juanita y el viejo Antonio, ese dolor que se hizo alivio y pan compartido...
Esto que les contamos pasó hace muchos años, es decir, hoy.



Cap. XXV, Relatos del Viejo Antonio, Textos del Subcomandante Insurgente Marcos


martes, 2 de abril de 2013

Sobre Tlatelolco



"Después de bien mirado y considerado todo lo que habíamos visto, tornamos a
ver la gran plaza y la multitud de gente que en ella había, unos comprando y
otros vendiendo, que solamente el rumor y zumbido de las voces y palabras que allí sonaba más que de una lengua. Entre nosotros hubo soldados que habían estado en muchas partes del mundo, en Constantinopla y en toda Italia
y Roma, y dijeron que plaza tan bien comparada y con tanto concierto y tamaña y llena de tanta gente no ha habían visto."
entre 1519-1521
Bernal Diaz del Castillo