martes, 5 de marzo de 2013

El Viejo Antonio

En las noches más obscuras, vienen aquí a encontrarse los más grandes dioses, los que nacieron el mundo, los primeros. Y hablan su palabra aquí los dioses primeros y cuentan maravillas y bajezas, y cuentan sus alegrías y sus penas. Porque los más grandes dioses, los que nacieron el mundo, los primeros, tienen sus lágrimas y sus risas, y a veces se desesperan de ya no encontrar el modo para hablarles a los hombres y mujeres y dicen que dicen que todavía tienen muchas cosas qué decir. Y se caminan la noche para buscarlo al Viejo Antonio y le hablan al oído la palabra verdadera y el Viejo Antonio, muerto y todo, como quiera se lía un cigarrillo de tabaco y doblador, y se pone a fumar y en las nubes de tabaco escribe las historias que los más grandes dioses, los que nacieron el mundo, los primeros, le dictan para que busque el modo que las conozcan los hombres y mujeres de maíz, los verdaderos. Y yo digo que por eso fuma tanto el Viejo Antonio, fuma para que no se le olvidan las historias que le dicen los dioses y también se camina la noche el Viejo Antonio y en ella me busca para platicar o nomás para que le preste un fósforo para encender un cigarrillo. Y anoche me encontró y le encendí el fósforo y la llamita le iluminó el rostro cuando se acercó a encender el cigarro y yo le vi los ojos y me vi dentro de sus ojos y en ellos yo no estaba solo, estaba yo sentado con el Viejo Antonio.

....Subcomandante Marcos....

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